sábado, 27 de febrero de 2010

¿QUE NOS APORTA LA PSICOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN COMO MAESTRAS?

Como ya sabemos la psicología de la educación estudia fundamentalmente como los estudiantes aprenden y los procesos psicológicos internos que siguen. De ahí, la importancia que tiene para un docente el buen conocimiento y la adecuada comprensión de estos procesos para un buen manejo y orientación de la meta educativa por excelencia: Aprendizajes de calidad o significativos.

Entonces, ¿Qué debemos conocer sobre como aprenden nuestros alumnos?

En primer lugar, los procesos que realizamos cuando recibimos información, pues así podemos crear una serie de condiciones para mejorar cada uno de esos procesos, es decir, conseguir que la información que recibe el alumno sea interpretada y comprendida.

También debemos saber que en todo proceso de aprendizaje hay un sujeto que aprende. Ese sujeto con sus características, expectativas, motivaciones, aptitudes, atribuciones… es objeto de estudio por parte de la Psicología de la Educación, pues esas diferencias individuales determinan el proceso de aprendizaje, por ello, debemos atender a la diversidad en el aula.

Por lo que todo maestro que pretenda ser un verdadero profesional de la educación deberá poseer un marco teórico que oriente su actividad, que lo haga ser capaz de propiciar aprendizajes significativos, creativos e innovadores, atendiendo a los rasgos que los alumnos de su clase posean. Para ello, el docente tendrá que ser capaz de crear situaciones diferentes, en base a una o varias teorías del aprendizaje que permitan al estudiante <>.

Por lo tanto, será valido decir que uno de los rasgos mas importantes del perfil del maestro será su conocimiento de los principios psicológicos generales y los del aprendizaje en particular.

En suma, desde la psicología de la Educación se aportan herramientas, estrategias y conocimientos que mejoran la actividad docente.

LA MEJOR MAESTRA...


El otro día pudimos conocer una historia que nos pareció muy interesante contar sobre una peculiar relación de una maestra con uno de sus alumnos.

Su nombre era Srta. Rodríguez. Mientras estuvo al frente de su clase de 5º grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una mentira. Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos y les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado: Pepe Sánchez.

La Srta. Rodríguez había observado a Pepe desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño. Pepe comenzaba a ser un tanto desagradable. Llegó el momento en que la Srta. Rodríguez disfrutaba al marcar los trabajos de Pepe con un plumón rojo haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas.
En la escuela donde la Srta. Rodríguez enseñaba, se le exigía revisar el historial de cada niño. Ella dejó el expediente de Pepe para el final. Cuando revisó su expediente, se llevó una gran sorpresa. La Profesora de primer grado había escrito: “Pepe es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales... es un placer tenerlo cerca". Su profesora de segundo grado escribió: “Pepe es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe de ser muy difícil". La profesora de tercer grado escribió: "Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. Él trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas". Su profesora de cuarto grado escribió: “Pepe se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase".

Ahora la Srta. Rodríguez se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos les llevaron sus regalos de Navidad, envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto el de Pepe. Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento que había tomado de una bolsa de papel. A la Srta. Rodríguez le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con sólo un cuarto de su contenido. Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca. Era el mejor regalo que le habían hecho los niños en toda su vida profesional.

Pepe se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir:
“Srta. Rodríguez, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá".

Después de que el niño se fue, ella lloró por lo menos una hora...

Desde ese día, ella dedicó menos horas en enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir. En lugar de eso, comenzó a educar a los niños. La Srta. Rodríguez puso atención especial en Pepe.

Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido.

Para el final del ciclo escolar, Pepe se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira, de que quería a todos sus alumnos por igual, Pepe se convirtió en uno de los “consentidos” de la maestra.

Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta, era de Pepe, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Seis años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Pepe, ahora escribía diciéndole que había terminado la selectividad, siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la Universidad y pronto se graduaría con los más altos honores. Él le reiteró a la Srta. Rodríguez que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida y su favorita.

Cuatro años después recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco, la carta estaba firmada por José Sánchez., Doctor en Medicina.

La historia no termina aquí, existe una carta más que leer, Pepe ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse. Explicaba que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a la Srta. Rodríguez si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio, por supuesto la Srta. Rodríguez aceptó y adivina...

Ella llegó usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el perfume que Pepe recordaba que usó su madre la última Navidad que pasaron juntos. Se dieron un gran abrazo y el Dr. Sánchez le susurró al oído, "Gracias Srta. Rodríguez por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia".
La Srta. Rodríguez con lágrimas en los ojos, tomó aire y dijo, “Pepe, te equivocas, tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia. No sabía cómo educar hasta que te conocí".


Esta conmovedora historia nos hace reflexionar sobre hasta qué punto, como maestras, podemos influir en el aprendizaje y desarrollo de nuestros alumnos. Esta maestra nos ha demostrado que no solo aprenden los alumnos, sino que de las situaciones y vivencias también aprendemos nosotras.

Como hemos podido aprender de la Psicología de la Educación y de esta historia, es que el contexto juega un papel fundamental en el proceso de aprendizaje, siendo indisociable de los contenidos.

LAS COMPETENCIAS EN LA EDUCACION ESCOLAR

Vamos a analizar el texto titulado “Las competencias en la educación escolar: más que una moda y mucho menos que un remedio”, escrito por Cesar Coll, catedrático de la universidad de Barcelona en cual ha realizado diversos estudios sobre la educación.
La idea principal del texto es la que define a las COMPETENCIAS como la combinación de habilidades prácticas, conocimientos, motivación, valores éticos, actitudes, aptitudes, emociones u otros componentes sociales y de comportamiento que son necesarias para la realización y un desarrollo personal eficaz.


Teniendo claro el concepto de competencias, podemos ver que el autor se centra en diferenciar las ventajas e inconvenientes que estas aportan.

Por un lado nos encontramos con la importancia que adquiere la aplicación de los conocimientos adquiridos, conocer como y cuando utilizarlos (movilización de los conocimientos) y para que nos sirven (funcionalidad del aprendizaje). Además del papel fundamental del contexto como algo indispensable en el aprendizaje, sabiendo que hay que educar al alumnado con unos principios universales pero sin olvidar el contexto, el entorno que le rodea.

Es necesario resaltar el carácter básico de las competencias que se han incorporado al currículo. Es decir, reflejan lo que debe saber y saber que hacer un individuo al finalizar la enseñanza obligatoria, para garantizar que al término de la misma todos los jóvenes han adquirido aquellos aprendizajes que se consideran imprescindibles para su realización personal, inclusión social y ciudadanía activa, así como para prepararlos para la vida adulta y el aprendizaje permanente.

Por otro lado estamos de acuerdo en que las desventajas que menciona Cesar Coll, no son propias de las competencias, si no del valor que le estamos dando.

Erróneamente esta innovación educativa se esta viendo como un remedio a todos los problemas y como forma exclusiva de aprendizaje pero sabemos que realmente la adquisición y desarrollo de competencias es indisociable del aprendizaje de contenidos.

Dudamos que al igual que muchas otras innovaciones que han tenido un fracaso en su aplicación, las competencias sean en un futuro, una forma de aprendizaje. Además que la toma de decisiones acerca de lo que se debe enseñar y lo que se debe aprender en la educación básica, donde la exigencia de atender las necesidades de los nuevos escenarios sociales, económicos, tecnológicos, etc., llaman a incorporar nuevos contenidos curriculares pero hace casi imposible que puedan ser aprendidos y enseñados. Por lo que la única solución seria una revisión del currículo orientada a reducir los contenidos de aprendizaje.

En CONCLUSIÓN, las competencias suponen un gran avance importante, que hay que seguir desarrollando, pero que en ningún caso supone un remedio milagroso y determinante.